El cultivo de la vid está arraigado al Bierzo desde tiempo inmemorial. Hace más de dos mil años la presencia de los romanos impulsó su agricultura, introduciendo nuevos cultivos y nuevas herramientas como el arado romano.
Sin embargo será en la época medieval cuando tenga una mayor expansión, vinculada a la hegemonía de los monasterios medievales de la zona. La incesante afluencia de peregrinos por el Camino de Santiago, el uso medicinal y religioso del vino para el culto, hizo del cultivo de la vid un importante propulsor de la economía en la zona.
La plaga de la filoxera a finales del XIX afectó dramáticamente al sector vitivinícola, que supo resurgir con mayor fuerza en la primera mitad del siglo XX. El esfuerzo desarrollado desde entonces, la calidad de los vinos y la singularidad de sus variedades, derivaron en el reconocimiento de la Denominación de Origen Bierzo en 1989.
Actualmente más de setenta bodegas forman parte de la DO con vinos blancos, tintos y rosados. La variedad más representativa del Bierzo es la Mencía, que se utiliza para vinos tintos y supone casi el 75% de la uva cultivada. En los vinos blancos se admiten las variedades Godello, Doña Blanca, Palomino y Malvasía.
Ponferrada y sus gentes gustan de ser sociables y de compartir una copa de vino rodeados de amigos. Las rondas de vinos por el casco antiguo y otras zonas de la ciudad se suceden fines de semana y festivos, suscitando el reencuentro y la conversación; y donde gratuitamente se degustan gran variedad de pinchos con productos típicos de la comarca.
