Ponferrada es riqueza natural en estado puro. Sus habitantes conviven en un territorio donde modernidad y naturaleza confluyen. Es fácil, es rápido, es increíble pasar de la ciudad a la montaña, de la montaña al valle, del valle a sus aldeas.
Los pueblos del municipio se asientan en laderas y vaguadas, sin agredir el paisaje, respetando el ecosistema que les rodea. El agua brota de forma espontánea y recorre, como desde hace siglos, su curso natural despertando sonidos, refrescando rincones, alimentando la vida.